domingo, 18 de octubre de 2009

El Castillo






































Historia

Los sondeos arqueológicos realizados en el patio de armas, han descubierto que la ocupación más antigua de este lugar se remonta a la época prehistórica y, dentro de la misma, a la fase denominada Protocogotas (1500-1250 a.C) perteneciente al Bronce Medio.

Tras un período de abandono, este espacio no vuelve a habitarse hasta época tardorromana (siglos III-V d.C) encontrándose restos constructivos de una estructura, posiblemente relacionada con el control estratégico que desde este punto se ejerce sobre las salinas.

Después de un nuevo vacío, el lugar se reocupa en época altomedieval (siglos XIX-X), cuando se edifica el castillo, registrándose en uno de los sondeos la construcción de una “cabaña”, donde posteriormente se instala un horno.

En torno al siglo IX comienza el avance de los cristianos montañeses en su afán repoblador. La colonización de las nuevas tierras meridionales se verá protegida con la fortificación de sucesivas líneas defensivas. Primero serán el foso del Ebro, el río Pisuerga y la frontera oriental con la Rioja sarracena. Menos de cien años después se alcanzaron los ríos Arlanzón y Arlanza.

Es durante este siglo IX de los albores de Castilla cuando tiene lugar la construcción del castillo de Poza, destinándose a la defensa de la Bureba y del valle del Salero. La Bureba formaba parte de tierra de Merindades y de la cuna del Condado de Castilla que daría luego lugar al reino más importante de España. La importancia que la sal tenía en la Edad Media justificaba sobradamente el mantenimiento en Poza de un castillo y su guarnición, en ese momento en manos de la realeza, para proteger las salinas y la población establecida en torno a su explotación.

Junto a la fortaleza de Poza, se levantaron también castillos en Monasterio de Rodilla, Pancorbo, Rojas y Río Quintanilla, de los que se conservan ruinas, así como otros en Oña y Briviesca, hoy completamente desaparecidos.

La primera referencia al castillo de Poza se encuentra en un documento del año 965, aunque poco queda en la actualidad de aquella primitiva fortaleza.

Durante los siglos XI-XII formó parte de los reinos de Navarra y Aragón, fue cabeza de un alfoz englobando más de cien aldeas y, tras desligarse de la Corona de Castilla en 1298, paso a formar parte del Señorío de Rojas. En esa fecha Fernando IV concede el señorío de Poza a Don Juan Rodríguez de Rojas para compensarle de las pérdidas sufridas en servicio suyo, y Alfonso XI en el siglo XIV confirmaba la donación. De esta época procede la mayor parte del castillo que contemplamos en la actualidad, resultado de las obras llevadas a cabo en la fortaleza en 1468.

Del siglo XV es también la muralla que cerca la villa, incorporándose a este conjunto en el siglo XVI el palacio de los Rojas que se observa en la ladera, construido a raíz de que Carlos V creara el título de marqués de Poza a favor de Juan Rodríguez de Rojas.

Desde la construcción del primer castillo, la ocupación del lugar fue continua a lo largo de época bajomedieval y moderna (siglos XIII-XVIII). La fortaleza revitalizó su función militar durante la Guerra de la Independencia y durante las Guerras Carlistas (siglo XIX).

Descripción de la fortaleza

El castillo consta de dos partes, la inferior para defensa de la entrada y el cuerpo principal encastillado sobre la roca, de forma triangular con cubos circulares muy poderosos y muros de 2 m de espesor, de los que quedan dos lados. El cuerpo del castillo propiamente dicho presenta planta baja y la base de la planta principal, no conservándose las defensas superiores que lo coronaban.

Para acceder al castillo es obligatorio atravesar la torre-puerta albarrana, a ambos lados de la cual parten los muros que constituyen la barbacana o fortificación avanzada que defiende la entrada de la fortaleza. A la derecha se configura un saliente o coracha de planta triangular que protege el acceso a un torreón, el cual permite la mayor vigilancia y defensa, tanto de la puerta como de la vaguada que se sitúa detrás.

La puerta contaba con un arco hoy desaparecido, dando acceso a un recinto denominado patio de armas, el espacio más amplio de una fortaleza al que acceden las caballerías, permitiendo la concentración de las tropas y la instalación de edificaciones anejas como almacenes, caballerizas o viviendas de de servicio.

El cuerpo principal del castillo se asienta sobre un destacado crestón rocoso, que determina su fisonomía y contribuye a su fortificación. Como elementos de defensa, en la esquina sur destaca un borje o torreón cilíndrico macizo que actúa de contrafuerte o refuerzo del muro. En la mitad norte cuenta con dos escaraguaitas o garitas, pequeños torreoncillos o torres macizas apoyadas sobre ménsulas escalonadas o modilones, desconociendo, al estar desmochado, si en su coronación existían sólo almenas o había matacanes. Sobre la puerta tenía una ladronera o balcón de suelo hueco, por el que se vertía aceite hirviendo, del cual se conservan las ménsulas de apoyo. La defensa se completaría con almenas y estrechas ventanas o saeteras.

El acceso es angosto y se realiza a través de una puerta ojival de doble arco, penetrando a un espacio irregular tallado en la roca, que siguiendo la dirección del roquedo se estrecha antes de dar paso al corredor que constituye la planta inferior. Se trata de una galería abovedada, iluminada por una ventana abocinada en el extremo norte y defendida, al igual que la entrada, por una serie de buhederas, orificios abiertos en la bóveda para hostigar al enemigo desde la planta superior.

La planta superior del castillo es un espacio actualmente despejado, pero que antaño alojaba el piso principal del castillo, donde se ubicarían varias estancias que servían de vivienda y resguardo. Desde esta planta se articulaba la defensa del piso inferior, a través de las seis buhederas y de la apertura que controla directamente la entrada. Aquí se encuentra también el aljibe, cisterna para almacenar agua, indispensable para resistir ante el asedio a la fortaleza.

Por encima de este piso se sitúa el adarve, parte superior de las murallas donde se abren las almenas y se dispone el camino de ronda, que permite el tránsito de las tropas y el acceso al borje y a las garitas. La subida se realizaba posiblemente por la escalera situada frente a la de acceso, que conduce al sector más elevado del castillo (1.160 m), punto de vigilancia desde el que se domina una amplia extensión de territorio.

Rehabilitación y reciente puesta en valor

La Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León llevó a cabo la restauración del castillo en el año 2007 con una inversión de 200.000 euros para su rehabilitación y puesta en valor.

El estudio arqueológico incluyó la documentación de los tramos de muro perdidos del flanco suroccidental y la comprobación en el patio de armas para determinar la ocupación histórica del edificio.

Los arqueólogos de la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León excavaron una superficie total de unos 100 metros cuadrados bajo el cerro del castillo, en la barbacana y en el espacio que rodea.

Por una parte, rescataron el desarrollo del muro bajomedieval que cierra la fortaleza por el sur, así como los pavimentos de cal correspondientes a su uso defensivo.

Por otra parte, los sondeos más cercanos a las rocas pusieron de manifiesto el complejo entorno histórico de la fortaleza burgalesa y la prolongada y diversa ocupación y explotación de este territorio, rico en uno de los bienes más preciados de la antigüedad, la sal.

Para la rehabilitación, se llevó a cabo la consolidación de las fábricas de piedra y el acondicionamiento de los accesos, instalándose un pasamanos, mejoras en los peldaños de las escaleras, recalzado de los cimientos, reposición de la mampostería de los cubos y las barbacanas y los rejuntados necesarios. Junto a todo ello la Fundación, que integran las Cajas de Ahorro y la Junta de Castilla y León, ha dispuesto en el lugar paneles explicativos, indicadores de las direcciones y accesos y llevado a cabo la edición de folletos.

Protección Legal: Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949. Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español. Es castillo es propiedad del Ayuntamiento de Poza de la Sal.

Textos:

-Carteles informativos in situ de la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León.

-Servicio de noticias de Europa Press (6 noviembre 2006)

-Rivero, Enrique del: Rutas y paseos por los castillos de Burgos. Sua Edizioak Bilbao, 1993.

-Bernard, Javier: Castillos de Burgos. Ediciones Lancia. León, 1992.

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